La naturaleza
es hermosa, los ríos, los mares, los lagos, las selvas, los desiertos, los
bosques, las tundras, la luna, tú, las estrellas, y tú, la lluvia y tú, tú y
tus ojos que son tuyos, esos ojos que distraen de su labor, aun al más dedicado
trovador.
Me gustan tus
ojos, no porque sean negros, o verdes, o grises, ni azules, me gustan por lo
que transmiten. Me gustan porque son tuyos, me gustan porque en ellos puede el
viajero encontrar refugio, porque en ellos, el marinero encuentra puerto, y yo,
simplemente encuentro paz.
Tus ojos son
ese océano en el que sin dudarlo nadaría toda la vida, sin la necesidad de
encontrar la orilla y sin el miedo de ahogarme o perderme. Tú, mujer,
definitivamente eres mi estrella del norte, mi guía, mi mapa, mi brújula, y
curiosamente, curiosamente eres también donde me pierdo más y más tiempo cada
día, descubriendo los detalles de tu interior, la dulzura del amor que habita
en ti, soñando despierto con el momento en que mis brazos estrechen tu cuerpo y
tu voz pronuncie mi nombre.
Me gustan tus
ojos, porque, todo en ti puede cambiar, menos tus ojos, esos ojos que veo en
mis sueños cada noche, desde que tengo memoria, obviamente no tenía idea que
esos ojos eran tuyos, pero le prometí mi amor a la portadora de tan hermosos
luceros, que, desde hace años, guían mis pasos.
Tus ojos, al
final del día, siempre son los mismos que al principio, en ocasiones cansados,
en ocasiones tristes, pero siempre son los mismos, siempre me hacen sentir
liviano, como llevado por el viento.
Me encantan estos escrítos
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