sábado, 20 de diciembre de 2014

Pienso en ti

Cuando pienso en ti, el aire huele a ponche, el frío se disipa, la lluvia ya no moja y pequeñas estrellas titilan en la obscuridad.

Cuando pienso en ti, el miedo ya no tiene sentido y el mayor valor se encuentra en encontrarte a ti. Cuando te pienso, las aves cantan y los rayos del sol me dan su calor, aun en la más negra noche. A pesar de lo hermoso que es pensar en ti, de tanto pensarte me pongo triste un poco, pues al pensarte es evidente que no estás conmigo.

Últimamente pienso mucho en ti.

Pienso en tu aroma y la textura de tu piel. Pienso en la armonía de tu voz, en la luz de tus ojos, en el brillo de tu rostro, y en la alegría que me das cuando estás a mi lado.

Pienso en tu compañía y cierto es que fantaseo de vez en vez con un futuro. Pienso en ti y en la magia que traes contigo, y al pensar en ti, no puedo dejar de sentirme agradecido contigo por devolver la vida a mi existencia.

Y le pido a la naturaleza que te brinde ayuda.

La luna te repite las canciones que le canto cada noche mientras las estrellas le hacen coro, el viento te lleva los suspiros que acumulo a lo largo del día, el sol mediante sus rayos, te da las caricias que siempre he deseado darte yo. Los arboles te cuidan, y las flores acompañan en tu camino.

La naturaleza es mi aliada en esta guerra perdida.

Trajiste el color de vuelta, los aromas, las texturas. Regresaste a la existencia de este hombre el amor por la vida, y entonces descubrí que no hay que amar a la mujer de la que uno se siente atraído, sino, amar a la mujer que nos abre los ojos, amar a esa mujer que nos da el amor hacia la vida misma y nos hace recordar que la hermosura está en todas las cosas. Quiero estar contigo y descubrir todo lo que me hace falta descubrir, quiero que sin querer, sigas abriéndome los ojos y recordar por siempre tus enseñanzas. Quiero estar contigo, para amarte, para amarme, para amarnos, y para amar juntos a la vida.

¿Quieres amar a la vida conmigo?