sábado, 15 de junio de 2013

Desconocida

TU:

     Eres el mar, tan hermoso e infinito, tan lleno de vida, tan tranquilo y tan fuerte, tan cálido, tan vasto, yo soy la barca que navega a la orilla, que no se atreve a adentrarse en las aguas profundas, por miedo al hundimiento eterno, soy también el barquero que observa desde puerto la inmensidad y la hermosura del mar, ¿Cómo le puedo temer a algo tan hermoso?

     Es increíble la facilidad con la que puedo perderme en tus ojos, me pierdo como se pierden los navegantes en alta mar, buscando eternamente donde arribar, entonces miro una pequeña y calmada isla tropical, esa isla son tus labios, hermosamente perdidos entre ese inmenso mar, sé que soy muy atrevido, pero, la manera en que juegas con ellos es tierna, suave, casi romántica.

     Me atrevo a degustar con la mirada la sensualidad de las curvas de tu cuello, la fragilidad de tu nariz, la profundidad de tus ojos, la dulzura de tu boca.

     Te miro en silencio, esperando no descubras mi mirar, pero cuando lo haces, me congelo ante tu maravillosa faz, la profundidad de tu hermosura. Temo el momento que puedas molestarte conmigo y prohíbas tu presencia ante este ser que se alegra cada que puede verte.

     ¿Qué busco con esto? Nada más que hacerte sonreír.

Lucho por que esa sonrisa, la que se dibuja en tu rostro a cada momento no desaparezca, porque lo mereces. Lo mereces por el simple hecho de inspirarme todos estos pensamientos, por hacerme feliz al verte, lo mereces.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario