lunes, 14 de octubre de 2013

Carta a un perdón más que merecido



Querid@: (I n s e r t a   s u   n o m b r e  a q u í )

          Perdóname y discúlpame por los atropellos causados, por el daño logrado y por lo nunca alcanzado, discúlpame en verdad por entrar a tu realidad, por leer tu interior, por hablarte de amor. Mi intención nunca fue herirte, dañarte o lastimarte, lo único que quise fue alegrarte, ya sé que lo logre, pero a lo que di inicio no terminé, te eleve por los aires y en lo alto te deje caer, lo lamento pero no lo pude detener, te vi tan colorida y a mi tan gris, me vi tan antipático y a ti tan feliz, ¿Cómo no me di cuenta del brillo de tus ojos? ¿Cómo no pude ver de ti la luz y el gozo? ¿Cómo fui tan ciego? Mil y dos mil disculpas te mereces, por hacer de ti un “juego”. Lo lamento, sé que lo hecho esta hecho, pero mi conciencia no me permite continuar, me impide caminar, me impide seguir, me exige libertad, me pide a gritos que te diga la verdad. Eres maravillosa, nadie nunca lo podrá negar, y en esta ocasión en la que te pido perdón, quiero decirte que no has tenido que ver en mi decisión, todo ha nacido de mí, desde el principio hasta el fin y por eso te pido disculpas, porque mi mente aún no se acostumbra.

Atentamente: ( I n s e r t a   t u   n o m b r e   a q u í )

sábado, 12 de octubre de 2013

Ente

La diferencia entre un “monstruo” y un “humano” es directamente proporcional a la cantidad de amor y cariño que reciben. El amor puede cambiarte la vida, para bien o para mal, para mejorar, o empeorar, pero siempre traerá consigo un cambio, si no, no fue amor. Y hablo en esta ocasión al amor, como una fuerza o magnitud, capaz de cambiar al mundo si trabajáramos en sintonía, pues el amor puede ser positivo (darlo y recibirlo) donde las personas podrán desarrollarse, crecer, mejorar, ser felices y eternos o negativo, (darlo y no recibirlo, recibirlo y no darlo, no darlo y no recibirlo) donde los “humanos” se convierten en “monstruos” y pueden durar en esta transformación por unos días, unos meses o por el resto de su vida, he aquí donde el principal problema radica, donde una persona puede perder todo resto de humanidad, y aun el más recto de los caballeros puede terminar por los suelos. Desgraciadamente no hablamos solo del amor de pareja, también del amor de padre, del amigo, del hijo, cada forma de amor fallida, cada oportunidad de demostrar amor, cada error en ello, trae consigo la muerte de un fragmento de tu alma, y esas rupturas no se reparan nunca, por un mal amor, el más romántico del mundo puede hacerse más seco, el más terrible, el más huraño, y eso no quiere decir que pierda la capacidad de amar, simplemente ya no querrá hacerlo, pues bien sabe que le dolerá, sabe perfecto que será defraudado, y no por que lea el futuro, sino porque la experiencia previa así lo indica, pues tantas veces han sido pisoteados que ya hasta pueden decirte la marca del zapato.
Frankenstein nació, vivió y murió buscando al amor, sin embargo, por su forma física, era rechazado de inmediato, ¡que sencillo sería! Que sencillo sería ser simplemente rechazado por tu apariencia, antes de ser aceptado por la misma, y después dañar lo tu esencia. En verdad intento que la gente se aleje de mí, y a todas aquellas que aún se encuentran cerca, en verdad mil gracias, son de esas personas que saben lo que realmente soy debajo de tantas y tantas cosas.
Lamento las molestias causadas por el drástico cambio en la semántica de la escritura, pero este escrito, explicará él porque soy cuarto menguante, y les hablará un poco de lo que realmente soy.

Creo mucho en el amor, pero creo que no es para mí, mi misión es como la de los profetas, es convencer, y atraer seguidores hacia la forma romántica de pensar, pero al igual que los profetas lo mío es llevar el mensaje, no vivir el mensaje ni ver que se haga. Cuarto menguante es una fase lunar, en la cual cada día se va perdiendo la luna más y más, entre la sombra que proyecta la tierra, pero, que no la veamos no significa que no esté ahí, y así soy yo, aunque no me veas, ahí estaré siempre para ti, aunque no lo valores, aunque no lo veas. El cuarto menguante, además es la fase de la luna, en la que la luna puede ser ella misma, y no el reflejo de algo, tiene su propio brillo, muy tenue en verdad, pero es ella, y no el sol reflejándose para todos los trasnochadores, por eso soy también cuarto menguante, pues mi brillo, poco a poco va siendo más mío y menos reflejo del brillo de alguien más, brillo muy poco comparado con el sol, pero la noche es completamente mía y cada 50 años, reclamo el día como mío también y logro eclipsar al mismo soy aunque sea por unos instantes, y entonces el sol sabe que no por ser un astro más pequeño dejo de ser un astro, y que perfectamente puedo ser yo mismo. Para allá voy.