La diferencia entre un “monstruo” y un “humano”
es directamente proporcional a la cantidad de amor y cariño que reciben. El
amor puede cambiarte la vida, para bien o para mal, para mejorar, o empeorar,
pero siempre traerá consigo un cambio, si no, no fue amor. Y hablo en esta ocasión
al amor, como una fuerza o magnitud, capaz de cambiar al mundo si trabajáramos
en sintonía, pues el amor puede ser positivo (darlo y recibirlo) donde las
personas podrán desarrollarse, crecer, mejorar, ser felices y eternos o
negativo, (darlo y no recibirlo, recibirlo y no darlo, no darlo y no recibirlo)
donde los “humanos” se convierten en “monstruos” y pueden durar en esta
transformación por unos días, unos meses o por el resto de su vida, he aquí donde
el principal problema radica, donde una persona puede perder todo resto de
humanidad, y aun el más recto de los caballeros puede terminar por los suelos.
Desgraciadamente no hablamos solo del amor de pareja, también del amor de padre,
del amigo, del hijo, cada forma de amor fallida, cada oportunidad de demostrar
amor, cada error en ello, trae consigo la muerte de un fragmento de tu alma, y
esas rupturas no se reparan nunca, por un mal amor, el más romántico del mundo
puede hacerse más seco, el más terrible, el más huraño, y eso no quiere decir
que pierda la capacidad de amar, simplemente ya no querrá hacerlo, pues bien
sabe que le dolerá, sabe perfecto que será defraudado, y no por que lea el
futuro, sino porque la experiencia previa así lo indica, pues tantas veces han
sido pisoteados que ya hasta pueden decirte la marca del zapato.
Frankenstein nació, vivió y murió buscando
al amor, sin embargo, por su forma física, era rechazado de inmediato, ¡que
sencillo sería! Que sencillo sería ser simplemente rechazado por tu apariencia,
antes de ser aceptado por la misma, y después dañar lo tu esencia. En verdad
intento que la gente se aleje de mí, y a todas aquellas que aún se encuentran
cerca, en verdad mil gracias, son de esas personas que saben lo que realmente
soy debajo de tantas y tantas cosas.
Lamento las molestias causadas por el drástico
cambio en la semántica de la escritura, pero este escrito, explicará él porque
soy cuarto menguante, y les hablará un poco de lo que realmente soy.
Creo mucho en el amor, pero creo que no es
para mí, mi misión es como la de los profetas, es convencer, y atraer
seguidores hacia la forma romántica de pensar, pero al igual que los profetas
lo mío es llevar el mensaje, no vivir el mensaje ni ver que se haga. Cuarto
menguante es una fase lunar, en la cual cada día se va perdiendo la luna más y
más, entre la sombra que proyecta la tierra, pero, que no la veamos no
significa que no esté ahí, y así soy yo, aunque no me veas, ahí estaré siempre
para ti, aunque no lo valores, aunque no lo veas. El cuarto menguante, además es
la fase de la luna, en la que la luna puede ser ella misma, y no el reflejo de
algo, tiene su propio brillo, muy tenue en verdad, pero es ella, y no el sol reflejándose
para todos los trasnochadores, por eso soy también cuarto menguante, pues mi
brillo, poco a poco va siendo más mío y menos reflejo del brillo de alguien
más, brillo muy poco comparado con el sol, pero la noche es completamente mía y
cada 50 años, reclamo el día como mío también y logro eclipsar al mismo soy
aunque sea por unos instantes, y entonces el sol sabe que no por ser un astro
más pequeño dejo de ser un astro, y que perfectamente puedo ser yo mismo. Para allá
voy.